16.9.10

-

-

Parque circular

-

Sentado frente a una pantalla, su mirada fija.

Construye parques para que la gente este cómoda. Suele reírse a carcajadas.

Entonces lo escucho desde la otra habitación. Escucho como se mueve y se lleva puesto algo, en la casa hay muchas cosas y sus pasos no caben en los pasillos… me río sola.

Cuando cocinaba lo hacía como para muchas personas aunque comiera solo. Por eso creo que le salen tan bien los asados. En los grupos él no era él mismo, sonreía, miraba a las personas al hablar. Quizás sí era él mismo, sólo que actuaba al revés que conmigo y cuando había alguna chica la interrogaba hasta el cansancio. Al final ya como era de costumbre, nadie le decía que estaba rico (aunque si sabíamos que le había puesto empeño y por eso le había salido bien).

El vino en su mano no temblaba pero su mirada era intranquila, más que intranquila era incómoda como si quisiera ir a tirarse boca abajo en la cama por un rato largo.

Recordando esta sensación siento que no puedo a esta altura ser cruel con él y omitir que sí aplaudían, sólo que yo ya no estaba ahí, estaba de vuelta en mi habitación, no aguantaba las rimbombantes charlas sobre política universitaria

Antes de vivir con él no sabia que los hombres pudieran llorar tanto, me pregunto qué nos lleva vivir juntos. En sus historias rogaba que al final siempre hubiese un “ojalá hubiera sido diferente”. Aunque coincidíamos en conclusiones extrañas, como si un círculo pudiera ser tan grande que al recorrerlo sintiera que caminaba en línea recta (lo sabíamos hace mucho tiempo). Pero nos gustaba pensarlo, caminar, sentir que íbamos a algún lado pero sólo estábamos volviendo al principio.

Sentado frente a la computadora.

Esperando que sea la hora en que su sombra se mezcle con las del parque.


-

No hay comentarios: